En línea con la Política Nacional de Juventud, las acciones prioritarias de la SNJ favorecieron los programas y acciones del gobierno, y buscaron alentar a las administraciones municipales a planificar e implementar políticas públicas para la juventud en sus municipios. Entre sus acciones prioritarias se destacaron el Plan Juventud Viva, que incluye la prevención contra la violencia de la juventud negra y lucha contra la trivialización de la violencia, el Observatorio Participativo de la Juventud y el Programa de inclusión productiva, capacitación ciudadana y desarrollo de capacidades para la generación de ingresos de jóvenes rurales (Caetano y Freire do Nascimento Azevedo, 2017).
En 5 de agosto de 2013 se sancionó el Estatuto de la Juventud (Ley N° 12.852), que establece los derechos de las y los jóvenes, los principios y directrices de las políticas públicas de juventud y el Sistema Nacional de la Juventud. En este momento, se reconfigura el debate conceptual sobre políticas públicas para la juventud, marcado por un abandono progresivo de la visión de los jóvenes como un mero objeto de política y reemplazado por su reconocimiento como sujeto de derechos, según lo dispuesto en el Estatuto de la Juventud ya mencionado.
Si bien se pueden observar avances en la esfera legal, la crisis política y económica de 2015 y 2016, que alteró la dinámica de las políticas públicas generales en Brasil, se extendió también a las dirigidas a los jóvenes (Lozzi, 2019).
En 2016, la SNJ se vinculó a la Secretaría de Gobierno de la Presidencia de la República, a través de la Medida Provisional Nº. 726/2016. Ya en 2019, se crea el Sistema Nacional de la Juventud (Sinajuve*), concebido para garantizar la participación tripartita (Estado central, estados federados y municipios) en la creación, gestión, desarrollo y mantenimiento de programas, acciones y proyectos para la implementación de políticas juveniles (Lozzi, 2019).