En la transición a la vida adulta, las y los jóvenes abandonan la vivienda familiar para formar su propio hogar, lo que significa un cambio que, además de traer mayor autonomía e independencia, supone asumir una serie de responsabilidades antes abordadas por sus padres.
El aplazamiento de la edad de salida del hogar de orígen y la formación de pareja, los tiempos de finalización de la etapa de estudios, el inicio de la vida laboral y la edad al primer hijo son elementos claves para comprender los caminos que transitan los jóvenes hacia la adultez.
Los impactos de estos eventos determinan los ritmos de la transición demográfica de las sociedades, las trasformaciones de su estructura etaria y el cambio relativo del peso de la dependencia de las poblaciones inactivas sobre las activas, etc. Las visiones socioculturales son el marco en el cual estas variables intermedian en la reproducción biológica y social de la población.
En el caso de las ciudades de frontera, las visiones se multiplican, pero conviven y se intersectan, condicionando la vida cotidiana de las personas.